11 principios que gobiernan la autoridad

Algunos de los principios esenciales que gobiernan la autoridad son los siguientes:

1. La autoridad debe ser co-extensiva con la responsabilidad:

Si a un subordinado se le da la responsabilidad de hacer una tarea, también se le debe dar autoridad para hacerlo. Y cuando la autoridad es delegada, el subordinado se hace responsable de hacer el trabajo.

Dado que tanto la autoridad como la responsabilidad se ocupan de la misma tarea, es razonable que los dos sean coextensivos, es decir, ambos se extiendan a iguales longitudes. "La autoridad siempre debe ser delegada igual a la responsabilidad". Esto es un error.

A una persona nunca se le puede dar tanta autoridad como el trabajo que se le asigna. Alguna autoridad siempre debe ser retenida y no debe ser delegada. Por ejemplo, si el director de personal delegó la responsabilidad de los sueldos y salarios al gerente de sueldos y salarios, siempre debe retener la autoridad para la planificación general, organización, coordinación, motivación y control con respecto a los asuntos de salarios y salarios. La autoridad debe ser proporcional a la responsabilidad.

2. Asignación de funciones en términos de resultados esperados:

Es una directriz importante para una delegación efectiva, ya que se basa en el supuesto de que los objetivos se establecen para lograrlos. El principio ayuda aún más a minimizar los peligros de delegar demasiada o muy poca autoridad. La autoridad delegada a un gerente debe ser lo suficientemente adecuada para lograr los resultados esperados de él.

3. La responsabilidad no puede ser delegada:

Al delegar la autoridad, un gerente no puede liberarse de su propia obligación, sino que aumenta su responsabilidad. Ahora será responsable ante su superior por los actos de sus subordinados también. La responsabilidad última por el cumplimiento de la tarea es suya (del gerente) aunque haya sido asignada a un subordinado.

4. Unidad de mando:

Debe existir unidad de comando en el sentido de que un empleado debe recibir órdenes e instrucciones de un superior solamente. Múltiples superiores virtualmente vician los esfuerzos para hacer cosas correctas de la gente, sin embargo, esto brinda posibilidades de eludir los deberes, abusar de la autoridad y evadir la responsabilidad. "Un jefe para un hombre" debería ser la regla.

5. Los deberes no deben solaparse:

La superposición de deberes puede poner a una persona en una posición insostenible y es una forma más segura de crear enfrentamientos entre las dos personas. El resultado neto de los deberes superpuestos es que es difícil obtener la cooperación de los trabajadores para lograr los objetivos establecidos por la gerencia.

6. Deben evitarse las brechas organizativas:

Hay brechas organizativas cuando se deben hacer ciertos deberes pero nadie es responsable de ellos. Debido a que el deber que está "vacío" es necesario para la organización, las personas se sienten frustradas cuando descubren que no tienen a nadie en quien confiar para que se realice el trabajo necesario y su propio trabajo se está retrasando u obstaculizando debido a esto.

7. Definitividad de autoridad y responsabilidad:

Para que una delegación sea efectiva, el requisito principal es pasar una autoridad clara al subordinado con una asignación definida. El espíritu básico de delegación se vería frustrado si el delegado no puede ejercer y hacer valer la autoridad y se les exige que devuelvan preguntas y problemas a sus respectivos delegadores de vez en cuando. Así que esto debe evitarse. Además, se requiere que la autoridad delegada y las tareas asignadas al delegado deben ser lo suficientemente amplias para lograr los objetivos establecidos antes de ellos.

8. Autoridad para delegar:

En todas las circunstancias, el delegador debe saber que tiene la autoridad necesaria para delegar, porque es él quien será el responsable y responsable ante su superior y no su subordinado a quien se le delegue. La delegación para ser efectiva debe estar bien definida con claridad en el área de responsabilidad.

9. Establecimiento de objetivo con planificación inteligente:

Cabe señalar que el trabajo de delegación no debe comenzar hasta que se establezcan los objetivos o metas, sin esto, la delegación se vuelve vaga y puede llevar al caos.

10. Libre flujo de información:

Para que la delegación sea efectiva, el libre flujo de información también es de gran importancia. Como el superior no delega toda su autoridad para renunciar a su responsabilidad, debe haber un flujo ininterrumpido de información y entendimiento mutuo entre superior y subordinado para que la autoridad pueda interpretarse adecuadamente y las decisiones se puedan tomar sin demora.

11. Principio de excepción:

Un gerente delega la autoridad al subordinado para que se libere de la sobrecarga (que, en su opinión, debería transmitirse a los subordinados) o para rechazar el proceso de toma de decisiones lo más cerca posible de la fuente de información y acción.

Este principio implica que solo en casos y circunstancias excepcionales, el delegado debe referir sus problemas al alza para su consideración y decisión por parte del superior. Se espera que en otros casos el delegado haga un uso apropiado de su autoridad y tome todas las decisiones que caigan dentro del alcance de su autoridad.

A la luz de la discusión anterior, se puede concluir que los principios anteriores, si se siguen como directrices a la vez que delegan autoridad, ciertamente ayudarán a lograr el propósito de la delegación.