El alcance de la industrialización en Europa occidental a finales del siglo XIX

¡El alcance de la industrialización en Europa occidental a finales del siglo XIX!

En los siglos dieciocho y diecinueve, Gran Bretaña experimentó un aumento masivo de la productividad agrícola conocida como la Revolución Agrícola Británica, lo que permitió un crecimiento de la población sin precedentes, liberando a un porcentaje significativo de la fuerza laboral de la agricultura y ayudando a impulsar la Revolución Industrial.

Imagen cortesía: 2.bp.blogspot.com/-FJ5blFu8K3k/ToD0FxaTxeI/4252.JPG

Debido a la cantidad limitada de tierra cultivable y la abrumadora eficiencia de la agricultura mecanizada, el aumento de la población no se pudo dedicar a la agricultura.

Las nuevas técnicas agrícolas permitieron que un solo campesino alimentara a más trabajadores que antes; sin embargo, estas técnicas también aumentaron la demanda de máquinas y otro hardware, que tradicionalmente habían sido proporcionados por los artesanos urbanos. Los artesanos, colectivamente llamados burguesías, emplearon a los trabajadores del éxodo rural para aumentar su producción y satisfacer las necesidades del país.

El crecimiento de su negocio, junto con la falta de experiencia de los nuevos trabajadores, impulsó una racionalización y estandarización de los deberes en los talleres, lo que llevó a una división del trabajo. El proceso de creación de un bien se dividió en tareas simples, cada una de las cuales se fue mecanizando gradualmente para aumentar la productividad y, por lo tanto, aumentar los ingresos. La acumulación de capital permitió inversiones en la concepción y aplicación de nuevas tecnologías, lo que permitió que el proceso de industrialización continuara evolucionando.

El proceso de industrialización formó una clase de trabajadores industriales que tenían más dinero para gastar que sus primos agrícolas. Gastaron esto en artículos como tabaco y azúcar; La creación de nuevos mercados masivos que estimularon más inversiones a medida que los comerciantes buscaban explotarlos.

La mecanización de la producción se extendió a los países que rodean Inglaterra en el oeste y norte de Europa y a las colonias de colonos británicos, ayudando a hacer de esas áreas las más ricas, y dando forma a lo que hoy se conoce como el mundo occidental. Se extendió a Holanda, Francia, Alemania y Francia también. Algunos historiadores económicos argumentan que la posesión de las llamadas 'colonias de explotación' facilitó la acumulación de capital en los países que las poseían, acelerando su desarrollo.

La consecuencia fue que el país sujeto integró un sistema económico más grande en una posición subalterna, emulando el campo que exige productos manufacturados y ofrece materias primas, mientras que la metrópoli destacó su postura urbana, proporcionando bienes e importando alimentos.

Un ejemplo clásico de este mecanismo se dice que es el comercio triangular, que involucró a Inglaterra, el sur de los Estados Unidos y África occidental. Los críticos argumentan que esta polaridad todavía afecta al mundo y ha retrasado profundamente la industrialización de lo que ahora se conoce como el Tercer Mundo.